Para las personas mayores la alimentación constituye una de las pocas alegrías de su rutina diaria. Es por ello que evitar el aburrimiento es fundamental.
Con la edad nuestro organismo está sujeto a diversos cambios físicos, fisiológicos y psicosociales que hacen que nuestras necesidades nutricionales se modifiquen. Y aunque no todos envejecemos igual, durante el proceso de envejecimiento se producen algunos cambios:
- Problemas con la masticación y salivación: con la edad se originan en la mayoría de los individuos pérdidas de las piezas dentales y se impone la necesidad de prótesis o dentaduras artificiales. Algunas personas pueden presentar una disminución de la secreción de saliva. Todo esto hace que a veces requieran dietas blandas o triturados.
- Falta de apetito, por la disminución de las necesidades energéticas para la baja actividad física y por otros factores psicosociales .
- Cambios en la composición del organismo: con la edad, nuestro cuerpo pierde masa muscular y ósea, y aumenta el contenido en grasa.
- Estreñimiento: para evitarlo hay que promover la actividad física y una alimentación rica en cereales integrales, frutas y verduras.
- Menos actividad física que, de manera progresiva, condiciona un gasto energético menor.
- Factores psicosociales: la persona de edad avanzada puede encontrar -se sola, lo que limita su capacidad de autogestión del hogar y de las comidas; y también favorece la tendencia hacia la depresión. Además, los cambios fisiológicos del organismo hacen que pueda sufrir problemas de obesidad, diabetes, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia e hipertensión.
A pesar de todo ello, el grupo de personas de edad avanzada es muy diverso: comprende aquellos individuos con 60 años que pueden estar todavía activos desde el punto de vista físico y laboral, hasta los que tienen más de 80 años y pueden tener las capacidades físicas y mentales muy deterioradas. Por ello, las pautas alimenticias para cada grupo de edad concreto deberán ser adaptadas según las capacidades de cada individuo.